Thursday, March 12, 2009

Celebración en el Rancho Casa Azul




El Nuevo Herald Opinión

Publicado el domingo, 03.08.09

DIA DE LA MUJER





Las mujeres ¿estamos locas?



By BELKIS CUZA MALE



Hoy se celebra el Día Internacional de la Mujer, un día memorable, aunque sea hechura de una comunista, Clara Zetkin. Es un día de homenaje a la mujer como ser humano. Porque desde que el mundo es mundo las mujeres han estado sometidas a un equívoco. Y la culpa la carga Eva, la primera mujer, por haberle dado de comer a Adán la fruta prohibida. Ya sabemos lo cabezonas que somos las mujeres, lo contradictorias, así que no me extraña que seamos las culpables de nuestra propia desgracia.
Fíjense que no sólo Eva le dio a Adán a probar de la fruta prohibida, sino que despertó en él todos sus instintos y se abrió de este modo el conocimiento al bien y el mal. No sin razón Napoleón Bonaparte tuvo que dictar un mandato recordándoles a sus tropas que en el ejército estaban prohibidas las mujeres, y que sólo podían acompañarlos las lavanderas. Las otras, las infiltradas, recibirían varios fuetazos como castigo. Imagínense un ejército arrollador como el de Napoleón, de más de 50,000 soldados, donde tuvieran también que liar con las mujeres haciendo de las suyas. Porque sin duda esas mujeres querían seguir a sus hombres, cocinar para ellos, confortarlos, cuidarlos tras la batalla y sanarles sus heridas. Y, por supuesto, hacer el amor con ellos. Así eran y así son las mujeres.
Sí, las mujeres han sido siempre las madres de los hombres. Y no van a dejar de serlo. No importa que sean las adorables amantes y las fabulosas deidades que ganan concursos de belleza, que vuelan al cosmos, que escriben libros extraordinarios o que tienen manos de cirujanas y ojos para la batalla. Las mujeres no quieren dejar de ser madres de toda la humanidad. No quieren dejar de ser símbolos de la madre tierra, no quieren dejar que las encasillen en definiciones absurdas. Las mujeres fueron creadas por Dios con una encomienda divina: la de ser madre de todos y cada uno de los hombres, y ser semillas.
De la costilla del hombre la hizo Dios, no como un símbolo de dependencia al otro sexo, sino para dejar bien claro que el hombre y la mujer son una sola pieza, que deben vivir como esporas de una misma levadura.
Eso no niega la independencia de cuerpo y alma, ni la forma de actuar de acuerdo con mentalidades distintas. La mujer es un complemento del hombre y el hombre es un complemento de la mujer. Nadie estará perfecto si no encuentra eso que llamamos su media naranja. Donde no hay una mujer la vida es inconcebible.
La importancia de celebrar el Día Internacional de la Mujer radica precisamente en que cada día desde que abre los ojos hasta que reposa su cabeza en la almohada, la mujer respira, trabaja y lucha por todos y cada uno de los seres humanos que tiene a su alrededor, llámense el esposo, el amante, los hijos, o los amigos. La mujer es una diosa, una reina, una cocinera, una profesional en todos los campos, una lavandera, una celebridad. Sí, eso y más. Va viviendo todas las etapas de la vida con la misma pasión que puso Dios en su corazón. Y en la medida en que crece se fortalece, se hace única. Si las mujeres no fuesen como son, la obra de Dios no estaría completa. Por eso hay que poner como ejemplo en todos los aspectos a María, la madre de Jesús. En ella se resume la maravilla de la condición femenina: amor, pureza, sacrificio, entrega. Ella es el súmmum de ese otro sexo del que hablaba Simone de Beauvoir. María, tan moderna en su tiempo, fue madre y esposa ejemplar y también la más valerosa, al seguir paso a paso el calvario de su hijo. Y junto a ella estaban esas otras mujeres que también le acompañaron con devoción durante sus peregrinaciones, un pequeño conglomerado de devotas que le daban de comer, y se preocupaban porque al hijo de Dios en la tierra no le faltase nunca la presencia amorosa y desinteresada de estas madres, porque otra cosa no eran, madres al cuidado de este hijo único y divino que era Jesús para todas ellas.
Inferiores nunca hemos sido, lo siento. El movimiento feminista es una exageración. Las mujeres jamás, ni siquiera en los países donde es legal la poligamia, se han dejando aplastar por los hombres. En los rincones más extraños de este mundo hay mujeres luchando por ser lo que son, seres iguales que el hombre (y en muchos casos, lo siento, superiores), capaces de crear un mundo interior propio, maravilloso, para ellas.
Los que han intentado discriminar, esclavizar o abusar de las mujeres han salido siempre mal. Así que una vez más: ¡vivan las mujeres!
belkisbell@aol.com

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