Cumpleaños de Heberto Padilla en Padilla
Cigars, de la Calle Ocho, con la presentación del libro Casi de memorias, de Vicente Echerri.
Foto de Pedro Portal, El Nuevo Herald: George Riverón, Belkis Cuza Malé y Vicente Echerri.
El pasado 20 de enero fue el cumpleaños de Heberto Padilla. Hubiera sido el 77. Para celebrarlo, Padilla Cigars presentó el libro Casi de memorias, del poeta Vicente Echerri, dedicado a su amigo Heberto. Fue un emotivo encuentro, en el que me cupo el honor de hacer la presentación de Vicente, luego de que María, la hija menor de Heberto, les diera la bienvenida a todos a nombre de Padilla Cigars.
Al cabo de trece años de no vernos, el cumpleaños de Heberto, y la salida de Casi de memorias, un excelente poemario, hicieron posible el encuentro. Allí estaban los amigos de Echerri y de Heberto, la familia Padilla toda y algunos fieles lectores de Vicente, deseosos de oir a su columnista preferido y pedirle el autógrafo. Así de popular es nuestro amigo, no me cabe dudas. Vicente firmó copias de su libro, luego de leerlos una excelente introducción.
Les copio lo que escribió Olga Connor, de El Nuevo Herald, sobre la presentación de Casi de memorias.
Echerri honra a Padilla con `Casi de memorias'
Olga Connor
La Fábrica de Tabacos Padilla, en la Calle Ocho, diseñada por Giselle Padilla, sirvió de marco a una presentación de Bluebird Editions para celebrar los 77 años del natalicio del fallecido poeta cubano Heberto Padilla, presentando el poemario Casi de memorias, de Vicente Echerri.
George Riverón, uno de los editores de Bluebird y autor de la portada del libro, inició el acto. La escritora Belkis Cuza Malé, que fue esposa del poeta y madre de Ernesto Padilla, presidente de la tabaquería, hizo la presentación de Echerri. ''Es un poeta sin retórica, fresco, alejado del lugar común, un juglar moderno que regresa de un largo viaje'', declaró, recordando sus encuentros con Echerri en La Habana y en Nueva Jersey, donde se hicieron muy amigos. Habló también de Stewart, el gato de Echerri que fue regalo suyo. Con esa historia comenzó Echerri a describir a Padilla: 'Viendo al gato que dormitaba sobre algún almohadón y quien, por un instante, levantaba la cabeza para mirarlo, hacía una rotunda declaración de principios: `yo quisiera ser como ese gato: estar siempre durmiendo sobre una bandeja y una vez al año escribir un poema' ''.
Esta declaración le dio pie a Echerri para elaborar una fuerte parábola sobre el contraste entre la molicie del gato y la exposición en una bandeja dura y fría, algo un poco incongruente, que aludiría, según él, a la cabeza de Juan el Bautista, ofrecida en una bandeja a Salomé, y sería a su vez signo del sacrificio del poeta Padilla en una Cuba militarizada y corrupta. ''Canción del juglar, uno de los más hermosos poemas de su libro El hombre junto al mar, arranca con dos versos que definen este conflicto'', anotó Echerri: "General, hay un combate entre sus órdenes y mis canciones' ''.
Luego siguió diciendo que Padilla 'era prolijo, en ocasiones, sobre todo en la conversación, en señalar lo que la poesía no era, en su criterio, no debía ser: `ese reinado de la metáfora donde toda aproximación oblicua era considerada una excelencia' ''. Pasaje que aparece en el prólogo al primer poemario de Echerri. ''Aspiraba a que el español se despojara de la retórica que lo enfermaba desde tiempos de Góngora y que huyera, al mismo tiempo, de los fáciles tipicismos que siempre están prestos a contaminar toda literatura'', siguió diciendo. ``Yo siempre me he sentido afín a su estética, a una poesía que le sea connatural la sencillez, que no es el equivalente de la ramplonería, y, al mismo tiempo, que esté infundida por una pasión que la salvara de cualquier trampa prosaica''.
mailto:olconnor@bellsouth.net
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2 comments:
Qué buen artículo el de Olga. Y desde luego, me encantó esa alusión al felino. Cuántas veces no he querido yo ser una gatita, aunque prefiero dormitar en un sitio más cómodo que una bandeja...
Gracias, querida Belkis, por permitirnos acompañarlos, aunque sea ahora. Tiene que haber sido inolvidable.
Y como dice Teresa, muy bueno el artículo de Olga.
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