Belkis Cuza Malé
En nuestro apartamento habanero de la calle O, en el Vedado, teníamos un gran afiche a todo color, que decía Expect the Unexpected. Siempre me llamaba la atención ese mensaje casi cifrado que aquella cita tenía para nosotros. Vivíamos en tiempos difíciles, como decía el poema de Heberto Padilla, y decorar un apartamento habanero con un afiche en inglés con aquel mensaje podría ser interpretado por la policía política cubana como un desafío al régimen. Así se vivía entonces. Eran los famosos años 60, con una Cuba en revolución y una sociedad que se desintegraba a pedazos.
Había también otro que colgaba de una pared en nuestro estudio y decía (en inglés) "Sólo no se vende en 3 países: Corea del Norte, Vietnam y Cuba". Anunciaban un whiskey, y como me gustaba mucho ese anuncio que encontré en una revista norteamericana, lo monté y coloqué en nuestro apartamento.
El afiche y la revista nos los había dado el fotógrafo norteamericano Lee Lockwood, cuyo libro Castro's Cuba, Cuba's Fidel acababa de publicarse en Estados Unidos, con una larga entrevista a Fidel Castro, pero también a Heberto Padilla, ilustrada con la foto que le tomó al poeta, no recuerdo dónde, pero que luego, en los días de nuestra detención fue publicada en The New York Times y recorrió el mundo, ofreciendo la imagen del poeta que desafiaba al régimen desde sus entrañas, esta vez, con poesía y pensamiento. Se trata de la foto de Heberto fumándose un enorme tabaco cubano. Foto emblemática del destino del poeta, quien luego, al paso de los años, y de manos de sus hijos Ernesto y Carlos, le darían vida más allá de la muerte, con sus exitosos Padilla Cigars.
A Lee Lockwood, que acaba de morir ahora, aquí en la Florida, muy cerca de donde vivo, lo recuerdo con simpatía. Era altísimo y muy delgado, siempre con su cámara al hombro. Un americano que cultivaba el arte de la fotografía, pero que también era culto. Sus fotos ilustraban la revista Life de la época, y lo hicieron famoso. Por entonces había sido espectador del primer día de la Revolución cubana, pues se encontraba en La Habana el primero de enero de 1959. Pero también retrató a Elvis Presley en sus años del ejército, y a Marilyn Monroe, y a muchos otros famosos.
Más que por las celebridades, parecía interesarse por los que cambiaban la Historia, y gobernaban a pueblos en guerra o revolución. En La Habana, se hizo amigo del polémico Heberto Padilla. Le gustaba su amistad, oirle, compartir con él opiniones.
Sin duda, entonces un hombre de izquierda, un norteamericano inquieto, quería saberlo todo sobre los régimes comunistas y su totalitarismo. Era como su cámara, una esponja, veía y retrataba. Eso era todo. Por eso se fue a Vietnam del Norte y recorrió el mundo buscando una interpretación de los acontemientos a través de la imagen. Pero tuvo más suerte que Larry Burrows, el fotógrafo de la guerra de Vietnam que murió en un helicóptero bombardeado.
Más que por las celebridades, parecía interesarse por los que cambiaban la Historia, y gobernaban a pueblos en guerra o revolución. En La Habana, se hizo amigo del polémico Heberto Padilla. Le gustaba su amistad, oirle, compartir con él opiniones.
Sin duda, entonces un hombre de izquierda, un norteamericano inquieto, quería saberlo todo sobre los régimes comunistas y su totalitarismo. Era como su cámara, una esponja, veía y retrataba. Eso era todo. Por eso se fue a Vietnam del Norte y recorrió el mundo buscando una interpretación de los acontemientos a través de la imagen. Pero tuvo más suerte que Larry Burrows, el fotógrafo de la guerra de Vietnam que murió en un helicóptero bombardeado.
Lockwood fue uno de los fundadores del Center for Cuban Studies, en la ciudad de New York, que dirigía o dirige Sandra Levinson. Su simpatía por la Revolución Cubana era casi entendible. Había tenido la ocasión de hablar durante siete días con Fidel Castro, y era fácil entonces caer bajo la atracción que ejercía el joven tirano, un hombre que hablaba hasta por los codos, con pasión y locura de todos los temas, y que asombraba al mundo con su enfrentamiento a Estados Unidos. Un loco "con encanto", dicen los que lo conocieron entonces.
Pero Lockwood también quería conocer a fondo la realidad cubana, e incluyó a Heberto y a otros en su libro, lo cual no fue recibido con beneplácito por Fidel Castro, y en uno de sus viajes a Cuba, tras la publicación del libro, estuvimos hablando y me pidió ayuda. Creía que como yo había trabajado de periodista en el Gramna, tendría contactos importantes y posibilidad de conseguir que lo oyeran de nuevo. Las puertas parecían habérsele cerrado tras la publicación de Castro's Cuba, Cuba's Fidel e intentaba al menos ser recibido por Celia Sánchez, la mujer más influyente entonces con Fidel Castro. Amante y secretaria privada, Celia se ocupaba en particular de alejarle moscones al jefe, incluidos mujeres y periodistas extranjeros.
Le dije a Lockwood que lo único que podía hacer era hablar con Paco Chavarri, director entonces de la Colección Cubana en la Biblioteca Nacional, quien había estado cerca del Ché Guevara en los días de las guerrillas en la Sierra Maestra, y que se ocupaba entonces, a través de Celia, de organizar los papeles y obra del Ché, desde un cubículo de la Biblioteca Nacional. Paco tenía contacto personal con Celia, y a él le expuse el interés de Lee Lockwood, quien no encontraba modo, según dijo entonces, de que le hicieran caso en Cuba. Ni Celia ni ningún otro funcionario del gobierno respondían sus llamadas. Sé que Celia lo recibió luego y volvieron a comunicarse, pero
no indagué más.
no indagué más.
Un par de años después, cuando la Seguridad del Estado irrumpió violentamente en nuestro apartamento, el afiche que nos había regalado Lockwood con la frase Expect the Unexpected se hizo realidad. El fotógrafo que acompañaba a esta tropilla de asaltantes no se cansó de tomar fotos del afiche, y del otro sobre el whiskey. Ambos se convertirían en pruebas contra nuestra desafección y actividad contrarrevolucionaria.
Todas las fotos son de Lee Lockwood
Todas las fotos son de Lee Lockwood
4 comments:
Muy interesante, para mí es aprender de un tema no tan conocido, mil gracias
Tienes el don de la cronica Belkis, se vive , se ve el afiche, se siente... besos
Querida Belkis, muy interesante y bien escrito. Me llama la atención la imagen que evocas de este periodista norteamericano obstinado en volver a ser recibido por Celia Sánchez. Parecer ser que aun sólo rozar el poder absoluto corroe. Ese centro que ahora me entero ayudó él a fundar en NYC sigue siendo un centro de propaganda y desinformación sobre Cuba.
Inestimable, querida Belkis.
Gracias,
Besos,
Isis
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