Belkis
Cuza Malé nació en Guantánamo, Cuba (1942). Poeta, periodista y editora. Realizó
estudios de literatura en la Universidad de Oriente y luego en la Universidad de
La Habana. En 1962, la Universidad de Oriente publicó su primer libro de poemas
El viento en la pared. Al año siguiente, quedó finalista del Premio Casa
de las Américas con su poemario Tiempos de Sol, editado posteriormente
por Ediciones El Puente. En 1964 vuelve a obtener mención en el Premio Casa de
las Américas con su poemario Cartas a Ana Frank. Aparte de los libros ya
mencionados, ha publicado en poesía: Los alucinados (1963), Las Cuatro
Estaciones (2002), Juego de damas (2002), La otra mejilla
(2007) y Los poemas de la mujer de Lot (2011). Ha publicado los libros en
prosa: Elvis, La tumba sin sosiego o la verdadera historia de Jon Burrows
(1994) y En busca de Selena (1997), así como una biografía novelada de
Juana Borrero bajo el título El clavel y la rosa (1984). Algunos de sus
libros han sido traducidos al inglés por la traductora Pamela Carmell y
publicados por la editorial Unicorn Press en Greensboro, North Carolina (1987).
A la par de su labor poética y editorial, ha creado una vigorosa obra pictórica.
En 1967 se casó con el célebre poeta cubano Heberto Padilla, junto a quien fue
encarcelada en 1971 acusada de “escritura subversiva”, en lo que constituyó el
llamado “Caso Padilla”. En 1979 sale de Cuba con su hijo pequeño y un año más
tarde se radica en Princeton, New Jersey con su esposo, donde en marzo de 1982,
fundan la revista literaria Linden Lane Magazine, la cual continúa hasta
nuestros días después de treinta años de ininterrumpida existencia. En 1996
fundó la galería de arte y centro cultural denominado La Casa Azul. En la
actualidad vive en Fort Worth, Texas, desde donde escribe artículos y críticas
literarias para El Nuevo Herald y otros medios de prensa.
“Acercarnos a la obra de Belkis Cuza Malé, es
estar convidados al Festín de los Dioses sin que nos hayamos lavado las manos.
Es cargar con las espurias soledades de la muchedumbre, intentando tocar las
multitudes del yo. Y es que Belkis es ángulo fiero, proceloso mar bajo
superficie calma.”
Augusto
Lemus
La
Peregrina Magazine
“En la
mejilla de Belkis Cuza Malé.”
(Invierno
de 2009)
“La experiencia poética que
expresa la obra que Belkis Cuza Malé hoy nos
entrega ha alcanzado la
universalidad de la experiencia que todos compartimos:
la experiencia de la palabra.
La experiencia extraordinaria que a todos
nos representa, de la
creación poética y la evolución espiritual
mediante la escritura y el
conocimiento.”
Elena
Tamargo
Linden
Lane Magazine
Volumen
30, No. 2
“En
Belkis Cuza Malé lo sagrado refuerza lo poético”
(Verano de 2011)
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Belkis Cuza Malé proyecta en su poesía su profundo
conocimiento teológico, religioso y humanista. Su obra se caracteriza por la fe
arraigada en un poder superior, y por ende, el Creador como ente supremo, y el
poeta como mensajero de esa fe. Sus poemarios relevan su inteligencia y
sensibilidad puestas al servicio del lector. Su compromiso con el pueblo cubano
en el exilio es patente en sus poemas. Su vida denota las cicatrices del precio
que le ha tocado pagar por ser fiel a su visión de una Cuba libre, sin ataduras
ni dobleces políticos. En su poesía prevalece el colorido y el paisaje como
elementos artísticos que configuran la musicalidad y el emblema de su lírica.
MG: Belkis, ¿cuál es su principal fuente de inspiración cuando
escribe poesía?
BCM: Yo creo que mis emociones, eso que me hace reflexionar sobre
todo lo que veo y siento. Porque parto de éstas para expresarme y querer decir
algo. Considero que todo está conectado a mí, el universo, lo material, y lo
espiritual y que soy parte de Dios. Pues Dios mora también en cada uno de
nosotros y es la fuerza motora. Aunque soy libre de pensar y sentir como lo
hago.
MG: El color azul -símbolo del intelecto y de la modernidad-
prevalece en sus poemas. ¿De qué manera lo utiliza para crear arte?
BCM: El azul es para mí el color
del alma. ¿Cómo lo sé? Lo presiento, lo recibo así. De ahí que lo utilice mucho
en mis pinturas, y además haya nombrado con ese color a mi galería de arte y
centro cultural aquí en Fort Worth, Texas. La Casa Azul, no es un edificio azul,
es un sitio que vibra con el azul, con el espíritu de belleza y armonía de la
cultura cubana.
He
leído en algunos tratados esotéricos que la gente del medioevo pintaba de azul
las puertas principales de su casa para alejar al demonio.
MG: ¿Cómo
describiría su poemario -del que ya se ha publicado una segunda edición-
titulado Juego de damas?
BCM: Es un libro que revela cómo
yo veo el mundo, antes y ahora. Porque soy siempre la misma. No es un libro
propiamente feminista, pero lo escribí cuando apenas tenía 24 años y puede
calificarse de irreverente para la época. Siempre he sido rebelde y siempre me
ha gustado decir lo que pienso. No lo definiría como un libro de juventud,
porque eso no existe para mí. Es sencillamente un libro, y al igual que El
viento en la pared, mi primer libro de poemas, escrito a los 18 y publicado
sin aún haber cumplido los 20, los amo por igual.
MG:
Como cubana en el exilio, ¿qué papel desempeña la poesía como un instrumento
artístico de comunicación masiva?
BCM: No creo que ninguno. Salvo
una parte muy contada de los seres humanos, la poesía es incomprendida y
despreciada. No se publica casi nada nuevo, y la gente tiende a rechazarla.
Quizás porque le falta la música, porque no hay suficiente gente culta o porque
la incomunicación poeta/lector es una herida que no cierra nunca. Yo abogo por
el regreso de los juglares, aquellos famosos trovadores que iban por ahí en la
época medieval cantando sus versos.
MG: Como fundadora de Linden Lane Magazine, una revista que
se especializa en el análisis de la obra de escritoras latinoamericanas al igual
que norteamericanas, ¿se siente usted comprometida con un público implícito en
un momento específico? ¿Por qué?
BCM: Yo creo en ''misiones''. En
el destino, en cosas que tenemos que hacer y que quizás nunca lleguemos a saber
por qué las hacemos. Un día creé Linden Lane Magazine, y casi dos décadas
después, La Casa Azul. ¿Por qué lo hice? Creo que porque también necesito
sentirme libre para expresarme, y ni la censura en Cuba, ni los intereses de los
medios de comunicación aquí me lo permitían. Así que pensé que estando en mi
propia casa nadie podría decirme cómo tengo que decir o hacer las cosas. Y
porque vi desde que llegué al exilio que esto era un páramo cultural y que los
escritores y artistas no tenían dónde publicar o dar a conocer sus obras, a
menos que estuviesen bien conectados. El mundo editorial publica mayormente
aquello que va a tener "éxito comercial". Yo lo entiendo, no lo critico, sólo
que entonces hay que tocar a otras puertas. Y cuando éstas tampoco se abren,
como las editoriales universitarias, u otras de menor alcance pero sofisticadas,
pues queda el recurso de publicar uno mismo su libro, de convertirse en editor.
Creo que es una gran opción. Y la idea me encanta. Virginia Wolf publicó toda su
obra de ese modo, dando vida así a Hogarth Press, que también lanzó a T.S.
Elliot y a muchos otros de igual importancia.
MG: De las poetas que
he entrevistado, usted es la única que ha tenido que vivir en carne propia la
experiencia del “preso político” y sus consecuencias posteriores. ¿Cómo ha
influido este hecho en su poesía? ¿Qué ventajas le brinda?
BCM: Bueno, esa experiencia es
“única” y no se la deseo a nadie. Pero en realidad no puedo catalogarme de
“presa política”. Estuve sí presa, incomunicada en los cuarteles de la Seguridad
del Estado durante 3 días, y allí sufrí torturas. Y digo torturas porque además
de haber sido despojada de mis derechos como ciudadana a solicitar un abogado
defensor, no me permitieron tomar unas píldoras que el doctor me había recetado;
se me mantuvo todo el tiempo en un cuarto frío con una luz roja encendida todas
las noches. El primer día me dejaron en una pequeña habitación muy fría, sin
muebles, por lo que permanecí en el piso todo el tiempo. Yo padezco de
claustrofobia, así que podrá imaginarse lo que me pasó cuando me vi encerrada
allí. Además, está el miedo a lo desconocido, a que me fuesen a condenar a
largos años de prisión y mi vida se redujese a todo eso.
MG:
En el comienzo de un nuevo milenio donde la tecnología es parte activa de la
vida cotidiana ¿cómo le afecta ésta, o no, al poeta contemporáneo? ¿Qué ventajas
le brinda? ¿Con qué obstáculos se enfrenta?
BCM: Hace mucho que la tecnología es parte activa de mi vida.
Escribo todo en computadora, vivo en la computadora. Diseño Linden Lane Magazine
en la computadora, y tengo muy buenos amigos como resultado de mi vinculación
con el mundo a través de la tecnología. Además de la Web Site de La Casa Azul,
que diseña la poeta y pintora cubana Karin Aldrey, yo tengo en estos momentos
varios blogs, que diseñé y mantengo a diario. Todos relacionados con mi obra, y
lo demás que hago.
Yo
diría que la tecnología ha cambiado mi vida y mi mundo intelectual. Incluso leo
muchos libros directamente en la computadora. Para mí es la gran
solución.
MG: ¿Cómo ve usted el <>
poético?
BCM: Yo no conozco más
<> poético que mis emociones. Yo vivo la poesía, la creo y la
disfruto. Eso es todo.
MG: ¿Cómo percibe y plasma en su poesía el <>?
BCM: No soy muy afín a interpretar
nada. Yo creo en cosas que a lo mejor la mayoría no cree. Creo en un Dios bueno,
que no castiga, creo en las energías, creo que todo es energía, creo en la vida,
en la belleza, en la bondad, en la espiritualidad. Somos un espíritu con un
cuerpo. Y eso para mí es poesía.
MG: Después de medio siglo en tierras ajenas, existen varias
generaciones de cubanos. ¿Qué consejos o sugerencias le daría a esta nueva
generación de poetas en el exilio quienes lo han experimentado de una manera muy
distinta a la suya?
BCM: Que sean ellos mismos, que
lean todo, pero que también se salgan de la poesía y vivan. Que traten de
entender qué es verdaderamente poesía y qué es retórica. Que descubran que la
poesía es la sencillez.
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Belkis Cuza Malé y Heberto
Padilla en La Habana.
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MG:
¿Qué poetas, sean éstos femeninos o masculinos, han influenciado su obra y de
qué manera?
BCM: T.S. Elliot, Heberto Padilla,
y todos los que siendo grandes han escrito una línea que me ha
conmovido.
MG: ¿Cómo logra crear el espacio femenino en su poesía? ¿Cómo lo
define? ¿Cómo lo interpreta?
BCM: Yo no pienso en espacio
femenino cuando escribo. Pienso en mí, como mujer, como esposa, como viuda, como
amante, como madre, como hija, como hermana, como abuela, como bisabuela (que ya
soy). Lucho para que la mujer sea. No para que viva a la sombra de nadie más que
de ella misma. Pero pienso que la mujer debe complementarse con su pareja. Es
triste estar sola, no importa que no necesitemos a los demás para vivir. Dios
nos creó como pareja. Y esa ha sido siempre mi ideal, ser yo y ser parte de
alguien más, de alguien que ame. Eso es para mí mantener mi espacio femenino. Lo
mismo en la poesía. Escribo desde la mujer que soy, desde las muchas mujeres que
hay en mí. Me gusta ser mujer y no entiendo cómo se puede ser hombre.
MG: El lugar del poeta en la sociedad siempre ha sido tema de gran
controversia. ¿Cómo define usted el rol que desempeña el poeta en la sociedad
actual desde un punto de vista universal, sin fronteras?
BCM: Como un juglar, cantando y contando, sobre él y sobre los demás.
Sobre lo vivido y lo soñado. Un mago que puede leer nuestra mente y puede
recrear el mundo interior. Un poeta es siempre un alquimista. La sociedad lo
necesita más de lo que pueda imaginarse. Un mundo sin poetas es un mundo sin
niños.
MG: La Biblia constituye para usted un manual de vida y se palpa
en sus poemarios. ¿Qué lugar ocupan y cómo logra usted incorporar estos
principios teológicos en su poesía?
BCM: Bueno, si, leo la Biblia y la
considero un manual para la vida. Ahí esta todo lo que quiero y necesito saber.
Esa es la palabra de Dios. Pero no soy muy “religiosa” ni hay teología en mi
poesía. Yo pertenezco al “movimiento de la fe”, es decir, creo que la fe mueve
todavía montañas y las seguirá moviendo. Creo en la física cuántica, presente en
las parábolas de Jesucristo, en sus milagros.
MG: Si tuviera que elegir una palabra que caracterice su obra
poética, ¿cuál sería? ¿Por qué?
BCM: Vital. Porque mi poesía me
recrea a mí y a la vida.
MG: ¿Cuál es su publicación más reciente?
BCM:
El poemario Los poemas de la mujer de Lot.
MG:
¿Cuál es su próximo proyecto?
BCM: Ando siempre con muchos
proyectos entre mano. Pero trabajo principalmente en un libro de poemas, Los
Salmos de la Reina de Saba. Tengo varios libros inéditos: el poemario La
otra mejilla y tres novelas. Pero además, pinto y hago mi magazine.
Hasta aquí hemos conversado con la poeta.
Martha
García nació
en La Habana, Cuba (1965). Ha residido desde temprana edad en España, Honduras y
los Estados Unidos desde 1989. Realizó estudios superiores en Ciencias y Letras.
Se graduó con una Licenciatura en Español en 1997 y obtuvo su Maestría en
Literatura Española con especialidad en Literatura Medieval en la Universidad
Central de la Florida en Orlando, EE.UU. Posteriormente, se doctoró en
Literatura Hispánica Siglo de Oro en la Universidad de Vanderbilt en
Nashville, Tennessee, EE.UU. (2005). En la actualidad es profesora de la Universidad Central de la Florida
en Orlando, Florida, EE.UU. Sus reseñas y artículos aparecen en diferentes revistas académicas, tales como:
Círculo
de Cultura
Panamericano - CCP (Verona, New Jersey), South East Latin Americanist
- SELA (Orlando, Florida), Bulletin of the Cervantes Society of America
(EE.UU.), Theatralia (España)
y Hispanic Outlook in
Higher Education (Paramus, New Jersey). De igual forma, participa anualmente
en una gran variedad de congresos nacionales e internacionales presentando sus
ponencias y trabajos de investigación. Es miembro del Consejo de
Redacción de la Revista Literaria Baquiana. Ha publicado el libro La función
de los personajes femeninos en Don Quijote de la Mancha y su relevancia en la
narrativa (Academia del Hispanismo: España, 2008) y la
edición escolástica de la obra teatral de
Tirso de Molina El condenado por desconfiado (Juan de la Cuesta,
Cervantes
& Co., Spanish Classics: Newark, Delaware,
U.S.A., 2010).
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