Sunday, July 15, 2007



Leopoldo Avila en Miami

Belkis Cuza Malé



De izquierda a derecha: Luis Rogelio Nogueras, Jose Lezama Lima y Heberto Padilla, en un cafe al aire libre en El Prado. La Habana, 1966. Foto Chinolope.


Para los que no lo recuerden, Leopoldo Avila es el seudónimo tras el cual se escondía un personaje siniestro que a principios de los años setenta escribió en la revista Verde Olivo, órgano oficial de las Fuerzas Armadas de Cuba, los artículos más miserables que se recuerden contra los intelectuales. Un día en la Biblioteca Nacional, el historiador santiaguero Jorge Ibarra prometió decirme quién era en realidad Leopoldo Avila. Nunca lo hizo, y era explicable dado sus vínculos con el ejército.


El lenguaje canallezco de Leopoldo Avila es recordado hoy dìa, incluso entre los escritores castristas, como un ejemplo de lo que no puede repetirse. Este personajillo siniestro que algunos creen era el propio Luis Pavón, presidiendo entonces el Consejo Nacional de Cultura; otros, el profesor y ensayista José Antonio Portuondo, y otros, el propio Lisandro Otero, periodista y novelista --que gustaba contar la anécdota del trompón que le propinó Ernest Hemingway en el Floridita habanero, allá por los finales de los cincuenta--, sigue siendo un misterio, aunque ha pasado ya a la historia de la infamia.


Pero de ese Leopoldo Avila no quiero hablar, sino de éste que nos ocupa hoy, que parece haber aterrizado en Miami. El exilio ha sido desde sus comienzos una estructura endeble, como un edificio compuesto de muchas capas --que van desde lo social a lo idelógico. Un exilio que ha ido acogiendo a todos por igual, que ha visto traiciones de ambas partes, entre los que llegaron primero y los que van llegando con las nuevas oleadas. Un cambia casacas constante, que ha atravesado severas crisis y que en muchas ocasiones ha costado más que mutuos insultos. Quiero referirme a esos "sesudos" cachorros del castrismo llegados al exilio en la última década. Y no importa si son "jovenes", pero odian también al tirano. La mayoría posee un amplio curriculum, han estudiado en las universidades, han viajado al extranjero, han hecho casi lo que les ha dado la gana en la Cuba post muro de Berlin. Casi todos son ensayistas y algunos incursionan en la prosa y hasta en la poesía. Muchos son políglotas, han estudiado en los antiguos países socialistas y e incluso los hay hijos de altos jerarcas del régimen o que estuvieron ligados a la nomenclatura. El sueño ya no es mantenerse en el "exilio de terciopelo" --alejados del mundanal ruido de Hialeah--, sino precisamente ser rompe olas, quinta columnistas dentro del esquema del exilio intelectual. Llegar e imponer virtudes y defectos de una generación crecida al amparo del Ministerio de Cultura de Abel Prieto. Creerse que se las saben todas, como se dice en la Isla. Estar más allá del bien y el mal, dinamitar todo lo que huela a república, y a escritor exiliado, escribir contra ellos, pero nunca contra los escritores oficiales de la isla. Estos personajillos se dedican a interpretar a Cuba como si se tratase de desmontar una obra literaria, y para esto, hacen acopio de un lenguage enrevesado, de críticos ganados por cierta sofisticación europea; todos escribiendo con la misma verborrea de los burócratas del pensamiento marxista pasado por no se sabe cuantas capillitas de desafectos. No hay quien los descifre. La escritura de ellos es lenguaje de entendidos, es decir, se leen los unos a los otros, publican sus libros (que sólo ellos leen entre sí), y suelen agruparse en sus madrigueras del internet. Eso sí, como decía aquel caricaturista cubano en los pasillos de la Unión de Escritores de Cuba, allá por los setenta: "siempre con el poder, pero haciendo bajezas".


Un tal Pablo de Cuba Soria, con rimbombante nombre, que lo marca ya con mediocre oportunismo, acaba de escribir en El Nuevo Herald (sección Arte y literaratura, julio 8) un artículo contra Heberto Padilla, como poeta y como ser humano. Este Leopoldo Avila, recien llegado al exilio en 2004, es sin duda un claro exponente de todo lo que acabo de decir. Hay que tener la cara de piedra y el corazón lleno de lodo para escribir como lo hace este personaje sin autoridad literaria, un crítico de caricatura, ensayando no sus "quince minutos" de fama, como dice cuando se refiere a Heberto, sino su medio segundo de estupidez. Olvidar el papel protagónico de Heberto en un momento en que todos los intelectuales inclinaban sus cabezas y aplaudían al déspota es sin duda el sueno dorado de la Seguridad del Estado castrista. Olvidar que fue él y no otro, quien le puso el cascabel al gato, parece encomienda de alguien más. Pero hay que reirse si a esto añadimos el atrevimiento de este "enayista" al escribir un "sesudo" artículo diciendo que Heberto Padilla es un poeta menor.
Precisamente es Heberto Padilla quien, con su extraordinario decir, irrumpe con una poesía nueva, fresca, única, capaz de hacer del lenguaje sucio y gastado de la retórica revolucionaria, un verso no esperado en la lengua castellana, tan dada a ratos a los excesos.


Ese artículo del señor Cuba de Soria --sin ton ni son-- sólo puede servir a los intereses de un anti exilio, de una revolución que boquea al igual que su comandante. "¿Contra quién va dirigido ese insulto?", diré parafraseando al propio Heberto, con su típica ironía. Habría que preguntarse si este Leopoldo Avila de pacotilla tiene maestros y seguidores en el exilio. Y también si tiene madre.
BelkisBellAol.com

8 comments:

analista said...

Belkis, bien que te indignes por el escrito de este "gracioso" que de chistoso no tiene un pelo, pero ¿qué culpa tiene su madre?

Diana said...

Hace no tanto recomendé el blog Penúltimos días por la información que ofrece para sólo quedar luego estupefacta. Desde entonces, he leído comentarios --de los cuales no es responsable Ernesto Hernández Busto aunque si los ha dejado en su blog-- sobre la apariencia física, la sexualidad y la raza de ciertas personas, todo esto dentro del marco de un ¿diálogo? ¿intelectual? ¿de apertura democrática? La respuesta se ofrece sola.

Ahora Hernández Busto llama "tonta" a Belkis Cuza Malé en la trifulca con Pablo de Cuba Soria y además parece criticar que ella salga al paso a lo que éste publicó.

En primer lugar ¿por qué habría de quedarse callada ella después de ese artículo?

Luego, se revuelve todo un mejunje del hombre con aparente razón (más irritante cuando endilgado, por decirlo de algún modo, a los endebles, llevado al cubo, párrafos de Soria) y la mujer "tonta" “histérica” con “rencor de viuda” (¿cuántos estereotipos misóginos puede acumular en este despliegue de, digamos, anacronismos mentales?) Y, por si las moscas alguien desea esconderse detrás del cartoncito prefabricado sobre no tener que atenerse a ser pc, dejo constancia que para mí se llaman civismo y respeto intelectual, entre otras cosas.

Improperios personales, en donde la sentencia “es un mal poema” pasa a ser crítica literaria. Decir que Padilla no fue Auden, bien y no fue Dante, y no fue...¿a dónde va eso, exactamente?

Vendría al caso más cerebro y menos altanería. Despojarse de los vicios nacionales de la piña y el machismo tampoco estaría mal. Y, por favor, si de criticar la impericia política de los intransigentes de Miami se trata como han hecho algunos en ese blog, después de una destructiva dictadura de un vergonzoso medio siglo con viso y pretensiones de ser heredada, sería válido interrogarse sobre la inteligencia, razón y motivo políticos del escrutinio periodístico a la ligera de pelillos estéticos de escritores que pasaron por las horcas caudinas cortesía de la misma.

La verdad, nunca se me había ocurrido pensar que Anna Akhmatova debía agradecer su fama a las matanzas y la represión estalinistas, aunque se usa una versión de ese insólito argumento en contra de Padilla.

Si de analizar la influencia de la política en la literatura cubana se trata, se podría ampliar las miras justo en el casi aniversario de la asunción por decreto de la segunda tanda de esta dictadura para analizar quienes con menos méritos literarios y mucho bombo y platillos, se pasean con unas modestas páginas a su haber entre donde sea y el aeropuerto de La Habana.

Además de frases ambiguas o callarse sobre Cuba –porque lo suyo es la literatura, ¿qué dirán y cuál es el tributo que pagan cuando pasan por la inevitable aduana castrista? Si de astucia política se trata, ahí habría materia para quien ande a la caza de triste literatura y mala política, los calificativos son intercambiables, dicho sea de paso.

Diana Alvarez Amell

analista said...

Diana

deberías poner este post en penúltimos días.

Robespierre said...

Acabo de leer un artículo del Sr Pablo de Cuba Soria en "Encuentro..." . Mi impresión es la de un intelectualoide pedante, y ahora recuerdo articulos de ese señor en Arte y Literatura del Nuevo... que me llamaron la atención por criticas estúpidas a escritores consagrados de reconocimiento mundial. Muy buena la replica de Diana Alvarez y también la respuesta de Belkis.

Conozco valiosos intelectuales cuyos artículos no los publica Arte y Lit / ?por que a este cipayo si le publican?

En contra de la opinion general somos un exilio muy blando y transigente, donde medran todo tipo de impostores.

Perdido said...

Belkis no escribe todo lo bien que lo suele hacer cuando se irrita. Claro que lo que escribio el tal Soria es motivo de indignacion y esto no solo para Belkis, sino para todos los que sabemos del valor de la obra de Heberto Padilla, casi todos los cubanos que amamos _y conocemos_ la nuestra literatura.

Nadie escribe bien enfurecido, Belkis. A ese tipo, por ejemplo, lo calificas de ironico cuando ni siquiera para el sarcasmo o la indirecta da. El tal Soria no es mas que un malisimo redactor de... de cualquier cosa. Ni estilo tiene... Y conocimientos, menos. El Miami Herald es otro que se las traga tambien, por permitir a semejantes "bodriedades" expresar su mediocridad.

Do not worry, Belkis: la mayoria opina distinto y esto tu lo sabes.

Ese patan no merece un minuto mas de tu atencion.

Exitos y toda la suerte y la salud del mundo para ti.

De un admirador de la obra de Padilla.

Perdido said...
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Perdido said...
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General Electric said...

Hey, ¿Hay alguien ahí? hey