Celebrando el cumpleaños de Heberto Padilla
Este 20 de enero Heberto Padilla hubiese cumplido 81 años. Para celebrarlo y honrar su memoria, les pongo aquí la entrevista que en 1987, le hiciera en San Francisco el escritor y poeta peruano Miguel Ángel  Zapata, para la revista INTI.  Creo que se trata de la mejor entrevista que Heberto dio pues allí están expresados sus puntos de vista sobre la poesía que le interesaba escribir y sus autores preferidos.  
Acompañan este homenaje la caricatura que Juan David le hiciera en 1962, y una foto que me acaba de enviar mi querido Pepe López, a quien Heberto quería como un hijo. En la fotografía de 1982, aparece Heberto con Pepe y una servidora. La casa es la de Linden Lane, en Princeton, New Jersey.
Heberto Padilla, por Juan David, 1962 

 De izq. a derecha José (Pepe) López, Heberto Padilla y Belkis Cuza Malé, Linden Lane, Princeton, NJ, 1982
De izq. a derecha José (Pepe) López, Heberto Padilla y Belkis Cuza Malé, Linden Lane, Princeton, NJ, 1982                                                      
ENTRE LA ÉPICA Y LA LÍRICA DE 
HEBERTO PADILLA (1)
Entrevista de Miguel Angel Zapata 
Miguel Angel Zapata: Hablemos primero de tus primeras publicaciones. Había, 
creo ver, un paisaje puro, de isla, con impulsos frescos y la presencia 
constante del mar.
Heberto Padilla: Bueno, Las rosas audaces fue un libro que 
ni siquiera considero un libro. Fueron poemas de los primeros que escribí, 
incluso son hasta formales, sonetos en su mayor parte. Es un libro escrito entre 
los catorce y los quince años de edad, publicado cuando yo tenía diecisiete, o 
sea que ese libro no puede considerarse dentro de lo que pueda decirse que sea 
mi obra, no  porque se publicara a los 17 años de edad, porque Rimbaud, a esa 
edad escribió dos libros geniales y nunca escribió otros, sino que se publicó 
por las razones más increíbles. Había una editorial de un amigo, que se llamaba 
“Los nuevos” que publicaba libros de jóvenes, y yo tenía esos poemas, se los di 
y los publicó... pero no tengo ni siquiera el menor interés en recordar ese 
libro. Sin embargo hay un poema, el poema primero del libro, puedo recordarlo 
como un verdadero poema de la juventud. Te voy a decir algunos versos de ese 
poema, porque es un poema, como tú dices, que refleja exactamente la realidad de 
la isla de Cuba, lo solar, el mar: Desnúdate de un brazo y apoya el hombro de 
oro en mi tórax marino... Yo estoy de vacaciones y pies sueltos y truza y sol 
ardiente en las mejillas... en fin, es un momento de vitalidad juvenil, donde se 
exalta la vitalidad del paisaje cubano.
MAZ: ¿Cómo eran esos tiempos en Cuba, 
las lecturas, los amigos poetas?
HP: Yo no vivía en La Habana donde se leía 
con más tino, con más seriedad. Yo vivía en un pueblo pequeño que se llama Pinar 
del Río, que tiene el nombre muy descriptivo de un pueblo que está junto a un 
río. En tal sentido mis lecturas en ese tiempo eran limitadas, pero yo más o 
menos me abría paso. Es curioso, fíjate, los primeros poemas que leí, es 
terrible decirlo, que son parte de la vida escolar, y nunca olvidaré eso; los 
leí en los libros de lectura de la enseñanza primaria cuando estaba en cuarto 
grado. Allí fue donde leí por primera vez las poesías, te puedo citar una del 
poeta belga Mauricio Maiterlin, que lo leí muy bien traducido al español y fue 
decisivo, que dice: Si viniera un día qué le responderé... muéstrale mi anillo 
de oro / dile que sufro por él. Para mí en este poema estaba el nacimiento de lo 
que siempre he creído que es la poesía. Era una poesía despojada, sin mucho 
ornamento, y siempre con la representación de un hecho concreto, contra un fondo 
de escena, como si fuera el teatro. Es la lengua de alguien que se dirige a otra 
persona, ése poema me impresionó mucho, mucho.
MAZ: Pero el poeta, para los 
viejos, para los nuevos, creo que siempre debe de leer cosas variadas, 
¿no?
HP: Yo creo que el poeta debe de leer libros de ingeniería, incluso de 
economía. Veo que el lenguaje, como a veces decía Stendhal, no siempre está en 
los libros de literatura, ya que tienen una lengua prestada y repetida, en 
cambio los libros de ciencia son libros que tienen la lengua necesaria para 
describir fenómenos concretos. Por ejemplo a mí me encantan los términos de los 
economistas. Una mala inversión económica puede deprimir un mercado. Me parece 
una frase increíble, deprimir un mercado, y además de eso, en física, en 
química, no existen otros modos de describir la realidad más que a través de la 
precisión, y la precisión es hacer de una lengua precisamente un instrumento de 
comunicación. Recuerdo que Stendhal decía que el estilo es añadir a un 
pensamiento dado todas las circunstancias, para que ese pensamiento produzca el 
efecto que debe producir; y tú recordarás que uno de los modelos de Stendhal era 
el Código Napoleónico, que leía con frecuencia, porque era un código muy bien 
escrito.
MAZ: La cartuja de Parma es, creo, considerada como un texto de 
estructura perfecta, ¿puede acaso concebirse un poema con tales pretensiones, o 
puedes acaso tú concebir tal cosa, ya que una de tus búsquedas es esa síntesis, 
esa precisión en las palabras?; ¿crees haber logrado tal disparo?
HP: Yo no 
sé si lo he logrado, pero mi propósito es siempre, cuando escribo un poema, 
eliminar, borrar. Debe de ser un error. Yo muchasveces he conservado con miedo 
los originales de poemas que después han aparecido en libro, sólo para ver si me 
equivocaba, y creo que no me equivoqué nunca, no porque los hiciera muy buenos 
los poemas, sino que los hubiera hecho peor si se hubiese mantenido el poema 
como yo lo concebí antes. Yo no creo como Lope que lo mejor del poeta no es lo 
escrito sino lo que borró después, yo pienso que un poeta se hace a medida en 
que borra, en que elimina los vicios adquiridos en sus lecturas; Heidegger decía 
que el estilo de un poeta es precisamente eliminar las influencias de su 
adolescencia, barrerlas, limpiarlas, es decir, todo estilo de una poesía genuina 
es un procedimiento aséptico, como en medicina. Todos estamos llenos de vieja 
retórica, todo pensamiento está teñido de retórica de lugares comunes, y los 
lugares comunes pueden ser disparates también; hay ya lugares comunes del 
disparate en literatura, de modo que la asepsia, la limpieza, la eliminación de 
lo superfluo es una de las cosas fundamentales en un poema, creo yo, para que un 
poeta pueda escribir un gran poema.
MAZ: Quiero citarte, con todo el respeto 
que ellos se merecen, a Góngora y a Quevedo, las veces que los he leído, 
incontables, como poeta, no como estudiante para escribir sólo un ensayito, he 
encontrado una rigurosidad en ambos poetas por la forma, uno más que el otro. 
Góngora parece ser extremadamente riguroso, y Quevedo también pero penetrando 
las cosas metafísicas más, adentrándose más a la profundidad del ser, menos 
aire.
HP: Te voy a decir algo serio. Yo he leído mucho a Góngora, como todos 
nosotros hemos leído mucho a Góngora, pero yo pienso que Góngora es un gran 
error en la literatura en nuestra lengua, no él mismo, él mismo no, como nunca 
ocurre en un poeta que busca y estrena nuevas formas. Góngora en el sentido de 
gongorismo, de su maestría, o de la dirección de su poesía, yo creo que en 
Góngora comienza la decadencia de la poesía hispana. Yo no considero que un 
enmascaramiento permanente de la realidad sea la poesía, yo no lo creo, y por lo 
tanto creo que el gongorismo es un error que vamos a pagar por muchos años y 
durante mucho tiempo. Esto es muy desagradable, muy petulante de mi parte 
decirlo, pero no me queda más remedio que decirlo. Quevedo es un gran poeta que 
yo prefiero. Entendámonos, hay poemas de Góngora extraordinarios; a mí lo que no 
me gusta de Góngora es la generación del 27, es decir, sus discípulos, aquéllos 
que hacen de Góngora un método y que convierten ese método en una degradación 
del idioma castellano.
MAZ: ¿ Todos los del 27?
HP: Sí, todos los del 27, 
Alberti, Aleixandre, etc..
MAZ: ¿Aleixandre en todas sus etapas?
HP: A mí 
no me interesa Aleixandre para nada. Me parece que si la poesía española va a 
ser Aleixandre o Alberti entonces se puede prescindir de esa poesía como ocurre 
que está prescindiendo el mundo de esa poesía. Yo no sé si a los hispanos les 
interesará saber que la poesía española no interesa en ninguna parte del mundo. 
Hemos leído la poesía traducida de Brecht, de Stevens, de Eliot, de los poetas 
franceses, pero ¿quiénes traducen a los poetas españoles?, ¿a los hispanos?; muy 
poca gente en el mundo, y cuando los traducen los traducen con miseración, esto 
lo creo yo y lamento tener que decirlo.
MAZ: Una de las tendencias de la 
poesía actual es el avance hacia el coloquialismo, abundancia de datos, nombres 
de lugares, dentro de una cantidad de paréntesis que a veces parecen excesivos. 
Yo estoy de acuerdo con lo coloquial pero controlado, no sé...
HP: Horroroso 
el abuso de los paréntesis, qué bueno que lo digas tú, esos paréntesis en la 
poesía actual hispanoamericana, que es un modo de acentuar lo coloquial, lo 
incidental, todo eso es mierda como se dice en castellano, es mierda, eso no es 
poesía.
MAZ: ¿Y por qué recurrir a eso?
HP: Porque eso le da una especie 
de desdén a la forma literaria, como decía un cubano, Lezama Lima, es un modo de 
ironizar sus incidentes, pero además yo creo que revela la torpeza de los poetas 
que escriben en castellano.
MAZ: Pero hay paréntesis que a veces son 
sumamente necesarios, ¿no?
HP: Los inevitables paréntesis de una reflexión 
inteligente, pero cuando el paréntesis es en sí mismo una poética, una tontería 
reiterada, qué valor tiene ese paréntesis, hay que huir de los paréntesis, la 
poesía es un discurso concreto.
MAZ: ¿Crees que el trato que les da el mundo 
a los intelectuales que protestan contra un sistema, influye para bien o para 
mal, si vienen de una sociedad comunista o capitalista? ¿Por qué fue juzgado 
Heberto Padilla en Cuba?
HP: Una denuncia cualquiera que se haga al mundo 
capitalista se hace a un mundo heredado, a un mundo por el que tú no optaste, 
sino un mundo que tú recibiste y en el que puedes moverte negándolo o 
reprobándolo, pero del que no eres responsable. Si tú eliges un proceso 
revolucionario, como el caso de Cuba, y ése fue mi caso, y eres partidario de un 
proceso de cambio radical, quiere decir esto que hay una ruptura con la 
herencia, hay una uptura con las formas anteriores que tú quieres cambiar, 
buscar una alternativa política distinta; por lo tanto tú eres responsable de 
ese cambio, entonces aunque no se quiera la situación de los intelectuales, que 
es lo que nos concierne a nosotros, se hace un poco religiosa, en el sentido de 
que tú eres un responsable moral del cambio, como lo fui yo, y si de pronto 
dentro de ese conjunto de personas, que en apariencia aprueban el cambio, y las 
políticas difíciles que ese cambio trae, así dentro de ese grupo tan homogéneo 
hay una voz tan disonante, puede ser la voz de un cobarde, de un enemigo, la voz 
de un contrarrevolucionario, y por lo tanto se presta más atención a esa 
disonancia y a esa disensión, que la que pueda existir en un país capitalista, 
porque la discrepancia en un país capitalista es un modo de buscar el porvenir 
que yo conocí, que se llamó la revolución cubana, y que descubrí, como ha 
descubierto todo el mundo, que no es la respuesta, que no es la verdad. Por eso 
el ataque es siempre mayor contra un escritor del mundo comunista, porque la 
gente quiere creer, quiere invertir en la esperanza, la gente no quiere recibir 
malas noticias de la esperanza. Creo también que en toda adhesión política hay 
una permanencia a veces estúpida, a veces lúcida. Los lúcidos tienen que 
separarse a la larga de la mentira ideológica y real de un proceso que ha 
traicionado, que ha deformado, que ha transformado el proyecto inicial. Los 
demás, como ocurre en cualquier sociedad, no discrepan, se suman al carro y 
siguen siendo unos apasionados defensores de la mentira en que siguen creyendo, 
eso se ve en el capitalismo, en la religión, etc..
MAZ: ¿Lees 
frecuentemente?
HP: Yo leo todo lo que se publica y todo lo que cae en mis 
manos. No tengo lecturas especiales. Actualmente estoy leyendo mucho en inglés. 
Antes de comenzar esta charla me recitaste un poema de Blake “The Tiger”.A mí me 
interesa Blake como fenómeno histórico, me interesa incluso políticamente, es un 
hombre que vivió la revolución francesa, que la cantó, que la exaltó, y que 
descubrió al mismo tiempo sus fracasos morales, e inmediatamente aquello que en 
su poesía era muy mediato del problema de la política concreta de todos lo días, 
le llevó a otro plano metafísico, y es muy interesante su figura.
MAZ: 
¿Poesía joven?
HP: Me gusta mucho, tú sabes, acabo de escribir una nota sobre 
poetas jóvenes chilenos, sobre una antología con traducciones de White. 
Justamente he escrito que la antología es buena porque White tiene la edad de 
las personas antologadas, y por lo tanto sus valorizaciones no proceden de otra 
generación sino de la propia, y eso hace más interesante la antología. Escribí 
también que estos poetas escriben como si Neruda, Gabriela Mistral, Huidobro no 
existieran.
Nota: Tanto la caricatura de Heberto por Juan David, como la foto de José López no pueden ser reproducidas en ningún blog ni periódico sin autorización de sus respectivos dueños..